Reseña de la publicación Quiero estar contigo – I wanna be with you
Por Natalia Albanese Gisbert*
Quiero estar contigo – I wanna be with you sintetiza el sentir – pensar que la pandemia se volvió feroz: la necesidad de estar con el otro (a), abrazarlo, sentirlo, olerlo.
Pero este libro no se queda en la ahí…en esa pulsión del contacto, del roce, del encuentro, sino que profundiza su mirada ante las narrativas que se desprenden de los acervos privados de coleccionistas colombianos y de una exposición homónima en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, inaugurada el 14 de noviembre del 2020 y con fecha de clausura 28 de febrero del 2021, bajo el cuidado de Eugenio Viola.
Esta publicación es un regalo, porque rescatar y resaltar esos gabinetes de curiosidades domésticos que se convirtieron en refugio de obras de arte para sus dueños y que al pertenecer a esta iniciativa se comparten con otros durante una época tan frágil para la humanidad.
El recorrido por sus páginas nos invita a conocer coleccionistas comprometidos con la escena local e internacional, donde la poética del cuerpo, los colores de la abstracción, la quietud de la conceptualidad como así también las texturas de la ancestralidad se materializan en las obras.
Me interpeló profundamente el trabajo escogido de la artista María Teresa Hincapié (1956 – 2008, Colombia) una de las más destacadas artistas de performance y arte de acción en Latinoamérica. Su obrar reflexiona desde el cuerpo en relación a lo sagrado, lo femenino o lo cotidiano.
Vitrina es una pieza que surge en el marco del Encuentro Latinoamericano de Teatro Popular (Bogotá, 1989), la artista intervino el escaparate de un local comercial. María Teresa vestía una bata azul, asumió el rol de quien se dedica a las tareas del hogar y durante ocho horas consecutivas, a lo largo de tres días, trazó un retrato de lo que se suponía que implicaba ser mujer a finales del siglo XX, ejecutando tareas como barrer, limpiar, peinarse o maquillarse, ante la mirada asombrada de los peatones.
Mientras deambulaba por el interior del espacio, utilizó el vidrio del ventanal como soporte para escribir frases con un pintalabios rojo y lavarlas luego con jabón, o para empapelarlo con hojas de periódico en las que abría pequeños agujeros por los que asomaba los ojos y la boca. A casi 34 años de su realización, la obra potencia su poética, tras ser expuesta en las condiciones del encierro. Donde la sensibilidad del artista pone al relieve las tareas del cuidado. El dispositivo de la vitrina, goza de una gran contemporaneidad porque nos interpela como usuario que miramos todo a través de una pantalla. Vitrina entonces, se trata aquí, de una escena de doble encierro: la artista tras los cristales del local, el público atravesando la pandemia. Así, podemos ver la relevancia de coleccionar, en tanto acción de cuidado al patrimonio cultural y un plus extra, para quienes deciden compartir sus piezas con otros públicos. Entonces: coleccionar y compartir se convierte en un binomio generoso que etiqueta a los coleccionistas colombianos como grandes guardianes de arte de nuestro tiempo.
*Natalia es curadora, investigadora y gestora cultural argentina. Se dedica al estudio del coleccionismo desde la sociología del arte gracias a una beca del CONICET.